La farándula mexicana vive un capítulo de alta tensión con la reciente denuncia interpuesta por Belinda contra Lupillo Rivera, motivada por las confesiones explícitas en “Tragos Amargos”. El volumen, que vio la luz el 22 de septiembre de 2025, desentierra un romance de hace seis años, surgido en los sets de “La Voz México”. Lupillo, en sus memorias, pinta un lienzo vívido de intimidad compartida, incluyendo visiones de paternidad que la cantante habría compartido en confidencia.
Específicamente, el texto alude a discusiones sobre ampliar la familia con gemelas, un anhelo que Belinda supuestamente expresó durante sus meses de noviazgo. Esta exposición ha llevado a la intérprete de “Egoísta” a los tribunales, donde el 2 de octubre radicó una queja por presunta violencia. Representada por el bufete Maceo, Torres & Asociados, Belinda argumenta que tales divulgaciones afectan su esfera personal, demandando resguardo integral.
La Fiscalía respondió con cautelares: veto a cualquier interacción de Lupillo con la afectada. No conforme con la pasividad, Lupillo Rivera ha insinuado una réplica contundente. En filtraciones de su entorno, se menciona que el artista custodia un arsenal de pruebas no publicadas –imágenes, grabaciones y correspondencia– que validaría su relato y, potencialmente, comprometería aún más la posición de Belinda.
“Si esto sigue, tendré que sacar lo que tengo guardado”, habría advertido en privado, según allegados, aludiendo a clips privados de su convivencia que podrían inclinar la balanza en un eventual contrademanda. Esta postura defensiva contrasta con su silencio oficial, pero evoca su estilo directo, forjado en corridos que narran verdades crudas.
