Con el transcurso de los días después del fin de Boquitas Pintadas, el grupo musical donde Mary y Gloria Trevi se cruzaron por primera vez, la esposa de Sergio comenzó a percibir que su matrimonio no era un vínculo entre dos personas, sino que involucraba a un tercero. Un día, mientras realizaba la tarea de limpiar la habitación principal, Mary encontró mechones de cabello de Gloria esparcidos alrededor de la cama. Gloria tenía la costumbre de anudar su larga melena y retorcerla cuando se sentía inquieta. Mary recogió estos cabellos y continuó limpiando la habitación, que se llenaba de dudas. A pesar de las señales evidentes, Mary deseaba aferrarse a la creencia en el amor y la amistad, evitando pensar en lo que era cada vez más obvio.
Una noche, algo la despertó y descubrió a Gloria cruzando el patio interior que separaba sus habitaciones. En ese momento, sus miradas se encontraron a la luz tenue, y Mary notó una sonrisa en el rostro de Gloria que era diferente de las anteriores. Fue entonces cuando comprendió lo que había sucedido. Sus dudas se disiparon, aunque nunca sabría cuándo había comenzado exactamente esa relación aún más secreta que la suya.
Finalmente, Gloria le dijo: «Solo te ruego algo, no lo vayas a tratar como a mí». La independiente y rebelde Gloria también había caído en las redes del maestro, lo que complicaría aún más las cosas tanto para ella como para Mary. El infierno que estaban experimentando ahora sería compartido, aunque de manera muy diferente.
Después de esa escena nocturna, Mary reunió el coraje necesario y confrontó a Sergio. Necesitaba escuchar lo que ya sabía que era verdad. Con voz temblorosa, le preguntó si tenía una relación con Gloria. La respuesta de Sergio, con una sonrisa burlona, fue: «¿Y tú que creías que era tu amiguita, verdad?». Le recriminó por no haber obedecido su deseo de mantener su relación en secreto y de no hablar nunca sobre lo suyo. Mary se disculpó, reconociendo la traición de su esposo con Gloria Trevi.