La vida de Vicente Fernández no habría sido la misma sin el cariño y el apoyo de la mujer que tanto amó, su inseparable Cuquita. Fue con ella con quien vivió su gran historia de amor, una que parecía sacada de las películas que protagonizó o inspirada en las canciones que interpretaba, ambos se conocieron desde niños, pero fue hasta su juventud cuando Cupido hizo de las suyas.
El amor pocas veces llega cuando se espera. Lo que empezó en Huentitán, Jalisco, con una flor de laurel que Vicente le dio a quien después sería esposa al encontrarla en una misa, se convirtió en una historia de amor que duró 58 años. El propio Vicente conto cómo fue la historia de su cortejo, ya que Fernández quedó muy enamorado de su guapa vecinita, que vivía en la misma calle con sus padres y tres hermanas menores.
La flor cumplió su cometido, María del Refugio Abarca dijo que sí. Sin embargo, Vicente Fernández tomó la decisión de informarle a su amor que mejor se buscara otro novio porque no iba a estar por una serie de viajes y que sería mejor no quitarle su tiempo. «Doña Cuquita» le hizo caso y cuando Vicente volvió al pueblo, ella estaba con otro.
Aunque la decisión había sido de él, los celos le hicieron luchar por ella, por su «chaparrita» y decididamente le dijo que le daba 10 minutos para que lo dejara, porque se iban a casar el 27 de diciembre. Y así fue. Se casaron el 27 de diciembre de 1963 y llevaron una de las relaciones más largas del mundo del espectáculo. A pesar de las traiciones, siguieron juntos y tuvieron una familia de 3 hijos biológicos y una hija adoptiva.